Vasija de alabastro de Xochicalco

UN QUETZAL EN XOCHICALCO

Mtra. María Teresa Salomón Salazar

Xochicalco es un sitio arqueológico que se ubica al poniente del actual estado de Morelos y cuya ocupación se fecha entre el 670 hasta el 1200 de nuestra era. En este magnífico sitio se han encontrado expresiones artísticas que incluyen algunas representaciones de fauna no endémica de la zona. Una de ellas es el quetzal, un ave que tuvo un significado simbólico y religioso profundo en la antigüedad, y que habita en los bosques nublados de Chiapas, México, y Centroamérica (desde Guatemala hasta Panamá). 

Durante las exploraciones del edificio de la Serpiente Emplumada de Xochicalco, en sus cimientos, se encontró la llamada Ofrenda 1 donde se recuperó una majestuosa vasija de alabastro, un tipo de piedra blanca semejante al mármol. La vasija, con paredes rectas y tres pequeños soportes, fue decorada con una pintura sobre estuco en la que se aprecia un ave que desciende y posa su pico sobre un glifo. Se trata de una bellísima representación de un quetzal, que se puede identificar por su plumaje en tonos verde esmeralda y con una cola bastante larga; también se aprecia su característico copete de plumas en la cabeza. Aunque el pico y las garras tienen más parecido a las de un águila, los quetzales aparecen muy frecuentemente con esta confusión morfológica, que a decir de Ulrich Schulz y Ursula Thiemer-Sachse esto es posible que se deba a que pocas veces se vieron estos animales en el Centro de México

Los quetzales (Pharomachrus mocinno) tenían un profundo significado simbólico entre los pueblos ancestrales de Mesoamérica. En la época cercana a la llegada de los españoles, el quetzal era un ave importantísima en la forma en cómo se concebía el universo. En el Códice Borgia, manuscrito de temas calendáricos y rituales, aparece como el ave que rige el rumbo del oriente, es decirle el lugar donde está nada menos que la casa del sol, vinculado con lo bello, lo sagrado y la plenitud. También se asocia con la nobleza y los linajes de los grande señoríos. Dada esta importancia, no es extraño que se pueda encontrar una amplia distribución de representaciones de este animal en muchos lugares y en diferentes épocas. Por ejemplo, hay una representación de un quetzal relacionada con la ocupación olmeca de Chalcatzingo que data de más o menos del 800 a.C., algunos ejemplos en Teotihuacan aparecen mil años después, y otras más continúan hasta el momento de la llegada de los españoles por ahí de 1521 d.C., que pueden apreciarse en varios códices.  

Quetzal sobre el árbol del centro en el Códice Borgia, folio 53 (tomado y modificado de Digital Vatican Library).
Monumento 12 de Chalcatzingo (Foto original de USF CDHGI).

Monumento 12 de Chalcatzingo (Foto original de USF CDHGI).

Detalle de un quetzal en el folio 46 del Códice Mendocino

Detalle de un quetzal en el folio 46 del Códice Mendocino

Quetzal de Teotihuacan (Foto del Museo Amparo)

Quetzal de Teotihuacan (Foto del Museo Amparo)

Sabemos que sus vistosas plumas se consideraban un producto exótico y de muy alto prestigio, lo que las hacía muy preciadas; se usaban en vestimentas sofisticadas para guerreros y eran incluidas en complejos tocados. Un ejemplo muy famoso es el llamado “Tocado de Moctezuma” que se exhibe en el Museo de Etnología de Viena, el cual está elaborado con las plumas de aproximadamente 225 quetzales adultos.

Regresando a Xochicalco, ahí podemos observar que efectivamente las plumas de estas aves están presentes en los relieves de la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, el edificio más importante del sitio.  La gran serpiente porta en la cabeza un penacho de ellas y su crótalo también despliega tres grandes piezas. La semejanza de esta serpiente con imágenes más tardías del dios Quetzalcóatl nos hace pensar que su representación puede tener antecedentes en esta época de auge de Xochicalco. De hecho, alguna leyenda ubica el nacimiento de Topiltzin Quetzalcóatl cerca de Xochicalco.

Es así, que la presencia del quetzal en una vasija de Xochicalco tan particular pudo tener un valor simbólico particular. En primer lugar, es parte de una ofrenda dedicatoria del edificio más importante del lugar; y en segundo, el ave y sus plumas se vinculan con el origen cosmológico de la serpiente emplumada, figura que más tarde sería el dios Quetzalcóatl. Y es posible que la ofrenda de la vasija haya formado parte de un ritual muy importante en la propia fundación del sitio.

Source: The Mesoweb – PARI Photo Archive. Photo by Jorge Perez de Lara

Bibliografía

  • Méndez, Antonio (2022)

    Iconografía prehispánica: compendio y composición de signos durante el horizonte epiclásico en el estado de Morelos. Universidad Autónoma del Estado de Morelos

  • Nagao, Debra (2019)

    Invoking the Past to Mute the Present: Implications for the Epiclassic Feathered Serpent Pyramid at Xochicalco, Mexico. En Culturas visuales indígenas y las prácticas estéticas en las Américas desde la antigüedad hasta el presente, editado por Sanja Savkić, pp. 83-110. Ibero-Amerikanisches Institut Preußischer Kulturbesitz | Gebr. Mann Verlag • Berlin

  • Sáenz, César (1963)

    Exploraciones en la Pirámide de las Serpientes Emplumadas, Xochicalco. Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, tomo XIX: 7-25.

  • Schulz, Ulrich y Úrusla Thiemer-Sachse (2021)

    La vida del Quetzal en la historia del arte mesoamericano. Editorial Idiomas, S.L.

  • Seler, Eduard (2022)

    Las imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas. 3era. ed. Juan Pablos Editor, CDMX.

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